
Por David Smith, Bruselas - Mayo 2025
En 2024, Bélgica se consolidó como uno de los principales actores tecnológicos de Europa. Gracias a una recaudación de fondos récord, la adopción masiva de la inteligencia artificial (IA) y un ecosistema empresarial en plena maduración, el país entra en una nueva fase de su transformación digital.
El sector tecnológico belga ha tenido un año excepcional. Las empresas del sector recaudaron 1 430 millones de euros en 2024, casi el doble que el año anterior. Esta explosión de la inversión refleja el creciente interés por la innovación belga, sobre todo en el campo de la IA, que por sí solo representó el 70% de los fondos inyectados en tecnología.
La distribución geográfica de los capitales pone de relieve la supremacía de Flandes, que atrajo 1.060 millones de euros, seguida de Valonia (190 millones) y Bruselas (150 millones). Este dinamismo confirma una tendencia fundamental: las regiones belgas, aunque modestas en tamaño, compiten ya con los grandes centros europeos.
La IA se perfila como el principal motor de la tecnología belga. Empresas como TechWolf y Robovision ilustran este cambio estratégico, adoptando solucionesde IA para optimizar los procesos industriales, de RRHH y logísticos.
Este reposicionamiento también se explica por la estrategia nacional "AI 4 Belgium", que fomenta la integración de la inteligencia artificial en todos los sectores de la economía. Instituciones como Imec están desempeñando un papel clave, colaborando con las empresas para acelerar la transferencia de tecnología.
Bélgica cuenta ya con cuatro unicornios, símbolos de la vitalidad del sector:
Además, el número de salidas ha aumentado considerablemente, con 22 operaciones registradas en 2024. Esta tendencia confirma la creciente madurez del ecosistema empresarial, que ahora atrae a los principales inversores internacionales.
A pesar de este auge, sigue habiendo señales de alarma. El crecimiento del sector de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se ralentizó hasta el 1,9% en 2024, su nivel más bajo en diez años. Al mismo tiempo, se han perdido 1.750 empleos netos.
Además, Bélgica sigue rezagada en la producción de semiconductores, a pesar de las inversiones en proyectos europeos como la Chips Act. Este desfase entre innovación en I+D y capacidad industrial sigue siendo un freno para el pleno desarrollo de la cadena de valor tecnológico.
Creciente influencia internacional
Las empresas belgas ya no se contentan con operar dentro de sus fronteras. Invierten masivamente en el extranjero, sobre todo en Canadá, país considerado estratégico para la innovación:
Estas iniciativas reflejan un claro deseo de hacer de Bélgica un puente entre Europa y Norteamérica en ámbitos clave como las tecnologías verdes, la biotecnología y la IA.
El mercado belga de capital riesgo también ha despegado espectacularmente. En 2024 se invirtieron 4.450 millones de euros en 264 empresas, lo que supone un aumento del 37% respecto a 2022. Este crecimiento sitúa a Bélgica en el cuarto puesto de Europa por volumen de inversión.
Fondos como GIMV, Sofina, Smartfin y Fortino Capital han intensificado sus actividades, fomentando el crecimiento de empresas tecnológicas y sostenibles. Las distinciones concedidas en los Private Equity Awards a Aikido Security, Cluepoints y Sofico confirman la calidad del ecosistema local.
El mercado de fusiones y adquisiciones (F&A) se contrajo en 2024, con un volumen de transacciones que cayó a 24.000 millones de euros desde los 32.000 millones del año anterior. El descenso se atribuye a la subida de los tipos de interés, las tensiones geopolíticas y la mayor cautela de los inversores.
No obstante, los sectores tecnológico y farmacéutico siguen siendo muy codiciados. Los profesionales prevén una recuperación en 2025, impulsada por las estrategias de consolidación, la creciente integración de criterios ASG y un mejor uso del análisis de datos en las fases de diligencia debida.
Una trayectoria prometedora para 2025
Entre inversiones masivas, avances tecnológicos e internacionalización, Bélgica se confirma como uno de los principales innovadores de Europa. Si consigue superar los retos estructurales a los que se enfrenta, especialmente en términos de producción industrial y empleo digital, el país podría convertirse en un líder clave de la tecnología sostenible e inteligente.